El comienzo de una hazaña y el camino a un sueño

Al momento de publicar esta nota, Antonio de la Rosa ya se encuentra mucho más cerca de iniciar la expedición al Polo Sur. El viernes 27 de noviembre, despedimos a Antonio de la Rosa, quien partió por la noche rumbo a Lima para luego conectar con Santiago de Chile y finalmente volar a Punta Arenas. En su equipaje, lleva un trineo o pulka, 30 kg de comida y equipos para realizar en solitario los 1.130 km hacia el Polo Sur, sin asistencia externa. Antonio se siente fuerte y entrenado, listo para avanzar rápidamente en su travesía.

En Punta Arenas, Antonio deberá esperar a que las condiciones climáticas y la organización Antarctic Logistics & Expeditions LLC (ALE) estén listas para volar hacia la base de su viaje en Union Glacier, ubicada a 70 km de Hércules Inlet, el punto de partida de su caminata en el borde continental de la Antártida, en el mar de Weddell. Equipado con dos teléfonos satelitales y dos GPS, Antonio se asegurará de mantener la comunicación con su equipo y la base para su seguridad. En Union Glacier, coincidirá con otros expedicionarios que también buscan alcanzar el Polo Sur en autonomía. El equipo de seguimiento satelital que lleva Antonio nos permitirá mantener la mirada atenta a su recorrido. En la sección SEGUIMIENTO de esta página web puedes aceder, desde ya, a su ubicación en tiempo real. Aquí les dejamos el enlace:  https://antonioexpeditions.com/track/

Te invitamos a ver el video realizado por Poso Visual que captura este emocionante inicio. ¡Acompaña a Antonio en cada paso de esta increíble aventura!

 

Un viaje al límite de la resistencia humana

La gran carrera al Polo Sur y la odisea de Antonio de la Rosa

Hace más de un siglo, en las profundidades heladas de la Antártida, dos hombres lucharon contra el frío, el viento y sus propios límites para alcanzar un sueño: ser los primeros en conquistar el Polo Sur. Robert Falcon Scott, un oficial naval británico, y Roald Amundsen, un explorador noruego, protagonizaron una de las competencias más icónicas de la historia.

Amundsen, maestro de la eficiencia y conocedor de las técnicas de los pueblos árticos, lideró a su equipo con rapidez, alcanzando la meta el 14 de diciembre de 1911. Por su parte, Scott, más enfocado en el rigor científico y cargando con un equipo pesado, llegó un mes después, solo para encontrar la bandera noruega ondeando en el lugar que soñaba conquistar. Mientras Amundsen regresaba a casa victorioso, Scott y sus hombres sucumbieron al invierno polar en el camino de vuelta, dejando un legado de valentía y sacrificio.

Hoy, más de un siglo después, la Antártida vuelve a ser el escenario de una gran aventura. El reconocido explorador Antonio de la Rosa se embarca en una expedición al Polo Sur en solitario, enfrentándose a la misma soledad y hostilidad que dominaron la legendaria carrera, pero con un equipamiento y una tecnología que los pioneros jamás habrían imaginado.

Antonio y su «artillería» para la aventura

Antonio va solo en su travesía polar, pero cuenta con un poderos respaldo para enfrentar este desafío. Marcas como Ferrino, Helly Hansen, Sea to Summit, Sipre y Coros, entre otras, han contribuido a su “artillería de equipamiento y tecnología”, proporcionando herramientas y equipos esenciales para esta odisea. Desde ropa técnica, comida liofilizada, equipos para acampar y teléfono satelital, hasta sistemas de seguimiento GPS, este soporte representa una combinación de innovación y confianza en la capacidad de Antonio para superar lo más extremo.

Más que una travesía

La expedición de Antonio no es solo un reto físico; es un homenaje al espíritu explorador que ha guiado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. A diferencia de Scott y Amundsen, Antonio cuenta con un valioso arsenal de récords deportivos y experiencia en expediciones extremas. Sin embargo, el reto sigue siendo monumental: temperaturas extremas, vientos despiadados y el silencio abrumador de la Antártida pondrán a prueba cada aspecto de su resistencia.

Descubre más sobre la carrera histórica

Para quienes quieran profundizar en la fascinante historia de la carrera entre Scott y Amundsen, los invitamos a escuchar el episodio especial sobre esta épica competencia polar en el podcast “Curiosidades de la Historia” de National Geographic, que ofrece una visión muy interesante y detallada. Aquí les dejamos el enlace directo:

Antonio de la Rosa está a punto de escribir un nuevo capítulo en la historia de la exploración polar. Con su valentía, experiencia y el apoyo de marcas y tecnología de última generación, se enfrenta al desafío de su vida. Al igual que los grandes exploradores del pasado, su misión no es solo alcanzar un lugar en el mapa, sino inspirar a otros a perseguir sus propios sueños, sin importar cuán lejos puedan parecer. Sigan atentos a nuestros avances informativos a través de esta sección y también en las redes sociales de Antonio.

El seguimiento de Antonio ya está activado en su nueva página web

La épica travesía de Antonio de la Rosa hacia el Polo Sur en solitario está a punto de comenzar, y gracias a la tecnología de vanguardia de Track The Race, todos podemos ser testigos de esta hazaña sin precedentes. La plataforma, líder en el seguimiento en línea de expediciones y carreras de montaña, vuelve a convertirse en los ojos virtuales de una aventura que desafía los límites de la resistencia humana.

Track The Race lleva años acompañando a Antonio en sus desafíos extremos, desde su épico cruce del Océano Pacífico en paddle surf hasta sus audaces expediciones en la Antártida. Su tecnología de seguimiento GPS no solo conecta a los seguidores con cada avance en tiempo real, sino que también brinda a Antonio la posibilidad de sentir el aliento y el apoyo de su comunidad en los momentos más exigentes.

En esta ocasión, la travesía al Polo Sur en solitario contará nuevamente con una sección de seguimiento, la cual ha sido activada desde su nueva página web. Para acceder, hay que entrar en la sección “SEGUIMIENTO” o directamente desde el siguiente enlace. Aquí, los seguidores podrán ver cada kilómetro recorrido, las coordenadas exactas y el progreso del explorador en su camino hacia el Polo Sur Geográfico.

Mientras Antonio enfrenta las condiciones extremas de la Antártida, tú puedes acompañarlo desde tu pantalla, viviendo cada paso de su expedición como si estuvieras allí. Únete a esta experiencia inolvidable, que junto a nuestros avances informativos a través de esta página web y de sus redes sociales, te permitirán estar al día con esta épica travesía al extremo sur del planeta.

“Glaciar Unión”: El punto estratégico para el inicio de la expedición Polo Sur en Solitario

Rodeada de un paisaje donde el hielo parece infinito y el silencio se convierte en protagonista, se encuentra la estación polar Glaciar Unión, un punto clave para las operaciones científicas, de expedición y de logísticas en la Antártida. Este enclave, operado por la empresa ALE (Antarctic Logistics & Expeditions), se ha consolidado como un epicentro para investigadores, expedicionarios y aventureros que buscan adentrarse en uno de los lugares más inhóspitos y desafiantes del planeta. Este lugar será el punto de encuentro de Antonio de la Rosa, con el Continente Blanco.

Ubicada a 79°46′S y 82°52′W, la estación se encuentra a una altitud de aproximadamente 700 metros sobre el nivel del mar, al pie del imponente glaciar que le da nombre. Desde su apertura en 2010, Glaciar Unión ha facilitado no solo actividades científicas, sino también expediciones icónicas hacia el Polo Sur. Sus modernas instalaciones, diseñadas para resistir las extremas condiciones climáticas, ofrecen un refugio temporal donde los visitantes pueden aclimatarse, prepararse y planificar sus rutas en este continente helado.

Antonio y su desafío en solitario hacia el Polo Sur
En los próximos días, Antonio, un atleta y explorador extremo, comenzará su travesía en solitario hacia el Polo Sur desde Glaciar Unión. Esta expedición no solo representa un desafío físico y mental, sino también un tributo a la resistencia humana y a la búsqueda incansable de superación personal.

Antonio, quien ha dedicado meses a un metódico entrenamiento físico y logístico, usará la estación como enlace con su punto de partida en la Bahía de Hércules, donde iniciará su camino hacia el Polo Sur geográfico, enfrentándose a temperaturas que pueden descender por debajo de los -40 °C, vientos implacables y un terreno donde el hielo y la nieve ofrecen una resistencia constante. Durante la travesía, dependerá completamente de sí mismo, arrastrando su equipo en un trineo y tomando decisiones críticas en un entorno que no perdona errores. A continuación podrán acceder a un video en el que el propio expedicionario cuenta con detalles, aspectos destacados sobre lo que será su nueva experiencia en modalidad de expedición al polo sur geográfico, sin asistencia:

Glaciar Unión no solo le proporcionará un respiro previo a la odisea, sino que también simboliza el puente entre la civilización y la inmensidad desconocida. Desde este lugar, Antonio dejará atrás la seguridad de la humanidad para sumergirse en un viaje solitario que pondrá a prueba cada fibra de su ser.

Una conexión con el futuro del planeta
Además de ser un lugar para valientes expedicionarios, Glaciar Unión es un recordatorio del papel fundamental de la Antártida en el sistema climático global. Las investigaciones que se llevan a cabo en la región, desde el análisis de los glaciares hasta la monitorización del cambio climático, subrayan la importancia de preservar este delicado ecosistema.

Para finalizar este primer avance informativo sobre lo que acaba de comenzar en su etapa previa al viaje a Punta Arenas (Chile) y seguidamente a Glaciar Unión (Antártida) les compartimos algunas fotos de su despedida en Madrid. ¡Vamoooos! ¡Buen viaje de ida y vuelta Antonio!

 

 

EVEREST VS. POLO SUR: EL DESAFÍO HUMANO EN LOS EXTREMOS DEL PLANETA

 

En el mundo de las expediciones extremas, dos desafíos destacan por su magnitud tanto física como psicológica: ascender a la cima del Monte Everest y alcanzar el Polo Sur geográfico desde Hércules Inlet con esquí, sin asistencia y arrastrando un trineo de 70 kg. Aunque ambos son pruebas extremas de resistencia, estos retos no podrían ser más distintos en cuanto a sus dinámicas, peligros y significados, aquí te cuento lo detalles más significativos sobre sus particularidades de forma comparativa:

El Everest: Masificación y glorias fugaces

Altitud y riesgo de vida: El Everest, a 8.849 metros de altitud, representa una lucha constante contra la falta de oxígeno. Los escaladores enfrentan la temida «zona de la muerte» (por encima de los 8.000 metros), donde la supervivencia humana está comprometida. La hipoxia, el edema cerebral y pulmonar, y el agotamiento son amenazas constantes. Según el Dr. Peter Hackett, un destacado experto en medicina de montaña, «a esas alturas, cada movimiento consume energía crítica; la mente y el cuerpo están en constante deterioro».

Rescate y apoyo: A pesar de los riesgos, la masificación del Everest ha dado lugar a una infraestructura sin precedentes: sherpas, cuerdas fijas y cilindros de oxígeno ayudan a los escaladores a alcanzar la cima. Sin embargo, esto también ha traído problemas: contaminación, acumulación de cadáveres y rutas atestadas. Según el fotógrafo y montañista Manishh, «en días de mayor afluencia, el Everest parece más un mercado abarrotado que un lugar sagrado».

Peligros ambientales: La montaña más alta del mundo también es el basurero más alto. Se calcula que más de 10 toneladas de desechos, desde cilindros de oxígeno hasta carpas y desperdicios humanos, permanecen en sus laderas, impactando negativamente en su ecosistema.

Polo Sur: La última frontera de la soledad

Distancia y aislamiento: Cruzar más de 1.130 km desde Hércules Inlet hasta el Polo Sur geográfico es una prueba de verdadera soledad. Sin apoyo humano, ni sherpas, los aventureros enfrentan un ascenso constante hacia la meseta antártica, culminando en el punto más remoto del planeta.

Condiciones extremas: A diferencia del Everest, donde la altitud es el mayor desafío, la Antártida somete a los expedicionarios a temperaturas de hasta -50 °C, vientos de 60 km/h y una monotonía abrumadora bajo el «sol de medianoche». En palabras de Børge Ousland, explorador polar noruego, «la Antártida no tiene piedad. Cada decisión mal calculada puede ser mortal».

Fuerza física y mental: Mientras que los escaladores del Everest soportan breves periodos en la zona de la muerte, los aventureros del Polo Sur deben mantener un esfuerzo físico constante durante semanas. La alimentación es clave: ingieren hasta 6.000 calorías diarias en forma de alimentos hipercalóricos para contrarrestar la pérdida de peso y energía.

Impacto ambiental: Aunque la huella humana en la Antártida es menor, las expediciones polares enfrentan el dilema ético de la sostenibilidad en uno de los ecosistemas más frágiles del mundo.

El Everest y la Antártida: Un contraste filosófico

El Everest ha perdido parte de su misticismo debido a la masificación y el turismo extremo. Por otro lado, el Polo Sur permanece como uno de los últimos bastiones de la exploración pura. Quienes se enfrentan a este desafío lo hacen en completa soledad, dependiendo únicamente de su habilidad, resistencia y preparación.

Ambos retos requieren una preparación física y mental sobresaliente, pero mientras que el Everest ha sido conquistado por miles, la travesía al Polo Sur sigue siendo un logro reservado para unos pocos, manteniendo intacta su esencia de verdadera exploración.

ANTÁRTICO REMANDO EN SOLITARIO, LA “OTRA” HISTORIA

Esta es la verdadera historia, la que nunca hubiera querido tener que contar ni escribir…
Muchos me habéis preguntado que cual fue la parte más difícil de esta expedición, sin duda la más difícil, complicada y comprometida, por muchos aspectos, de mi vida. ¿Qué pensáis, el clima, los vientos, las grandes olas, los problemas eléctricos en el barco, la soledad, el miedo? Pues sorprendentemente nada de esto, incluso nada que tuviera que ver directamente con mi desafío personal o mi Ocean Defender. La peor parte de esta expedición, subrayo, LA PEOR PARTE CON MUCHO fue la que tuvo que ver con un «barco de apoyo» que tuve que contratar por varios motivos que expongo.

Cuando decidí hacer esta expedición, posiblemente hace ya unos 3 años, tuve que realizar varias mejoras en muchos aspectos.

Lo primero realizar modificaciones importantes en el Ocean Defender, iba sin duda al océano mas hostil del planeta, ese lugar que solo con pronunciarlo entre marineros da miedo, «Cabo de Hornos» «Mar de Hoces” o “Estrecho de Drake”, “Océano Glaciar Antártico», pone los pelos de punta a cualquier navegante, allí han naufragado cientos de barcos, algunos muy grandes y puede llegar a ser la peor pesadilla para cualquiera.

Un detalle muy importante es la posibilidad de rescate, en cualquier Océano hay barcos en todos los lugares. Yo he cruzado el Atlántico y el Pacífico a remo sin ninguna asistencia, pero es verdad que esté donde esté siempre hay barcos por «ahí» que te pueden auxiliar si tienes una emergencia grave, es la ley del mar de obligado cumplimiento, el rescate de quien lo necesita.

Con suerte puedes tener ayuda de alguien que estuviera cerca y conseguir un rescate en 4-6 horas, pero si tienes mala suerte y coincide que el clima es demasiado malo o el barco más cercano está a muchas millas, ese rescate puede llegar a tardar de 48 a 72 horas, pero es posible y seguro, alguien llegará en algún momento.

En el Océano Glaciar Antártico esto no pasa, no existe apenas navegación salvo algún crucero turístico que va a la Antártida, algún velero que también lleva a clientes y poco más, es un océano en el que salvo las líneas del Estrecho Magallanes – Islas de la Península Antártica no hay casi nadie, puedo estar navegando a 1000 km de la embarcación más cercana y nunca llegaría un rescate.

Debido a esto, unido a que el Comité Polar Español me propuso contratar un barco de seguridad, y también me lo obligaban para salir oficialmente desde la costa Chilena, decidí buscar algún velero que pudiera hacer la ruta conmigo porque además quería llevar a la productora Posovisual para seguir con la filmación del documental que estamos preparando, y era importante tener imágenes externas de esos previsibles vuelcos con el Ocean Defender y navegaciones en mares embravecidos, que no tengo.
Por último, lógicamente una vez que consiguiera concluir mi expedición en Georgia del Sur, necesitaba traer de vuelta mi querido y costoso Ocean Defender.

Tengo buena relación con varios aventureros que han estado en la Antártida y Georgia del Sur con diferentes aventuras, Sebas Álvaro, Alex Txicon, etc…

Precisamente coincidiendo en un evento con este último y su buen amigo Ignacio, le pregunté a éste por el contacto de la persona con la que habían bajado a la Antártida y me pasó el de un señor al que no voy a nombrar por si incurro en algún delito al mencionarlo, un tipo alto y desgarbado con residencia en Calafate, Argentino pero que ha vivido con su familia durante muchos años en un barco, y que como detalle curioso, no le caen muy bien sus compatriotas, ni los españoles claro ,suele operar desde Chile o Falklands/Malvinas que es donde tiene su empresa registrada, cuentas en Suiza, LO NORMAL EN UN TIPO TRANSPARENTE.

Bueno, me han confirmado que no es delito mencionarle, lo hacen los famosos así que este tipo se llama Ezequiel Sundland. Su embarcación, el Ypake II, un velero de acero de 50 pies color naranja, duro a la vez que incómodo, con muchos peros, pero idóneo para acompañar una aventura de este tipo.

Llamé muy ilusionado a este, a partir de ahora Capitán, por Whatsapp, y hablé con un tipo también muy ilusionado, o tal vez fue mi impresión, al que curiosamente le parecía un poco de locos mi propuesta de aventura pero fue el primero que me dijo que era posible, biennnn. Acordamos un precio que os aseguro es desorvitadísimo pero también es lo más barato que se puede conseguir para el tipo de trabajo que tenía que realizar, hablando con mis colegas es lo que hay en esas latitudes, los viajes antárticos están de moda y los pocos barcos que hacen estas rutas se aprovechan de ello y piden precios que están disparatadísimos para mi punto de vista, pero la gente los pagamos con lo cual toca volver a romper la hucha y buscar sponsors por un sueño más, como lo llevo realizando toda mi vida.

Esta expedición estaba planteada para haberla realizado a finales del año 2021 como recordaréis, el verano antártico pasado, pero debido a problemas varios como el retraso del contenedor con el barco y a un contagio de Covid tuvimos que posponer la expedición a este año. El año pasado viajaron algunos amigos conmigo para acompañarme en la primera parte de esta aventura, la travesía a remolque desde Punta Arenas, lugar de llegada del contenedor, con el Ocean Defender hasta Puerto Williams, punto de salida ya que es donde se encuentra la Capitanía Marítima de la región más Austral de Chile, aunque en realidad el comienzo a remar sería desde el vértice sur de esta región, Cabo de Hornos.

Algunos otros amigos no pudieron venir debido a las grandes restricciones que había por el Covid a nivel administrativo, el barco en principio tenía sitio para 10 personas, 3 de tripulación y 7 clientes, ajustadito cuando ves el interior del barco ese espacio…

Volvamos a este año, lo único bueno del capitán fue que me mantuvo el precio por no haber podido hacer nada debido al Covid, estuvimos casi un mes fondeados en P.Williams sin movernos, eso sí, comimos y tal, pero os aseguro que el precio que pagué da para pagar la comida del mejor restaurante del mundo y mucho más, jeje.

Convivímos con el Capitán y su hijo durante este mes y aunque en algunos momentos surgían pequeños roces, nada desdeñable, pasar de manera forzosa un mes en un barco fondeado a 100 metros de la costa sin poder salir no es nada agradable y es normal que a veces surjan rocecillos, que ya ni se recuerdan.

Lo único que me propuso en el mes de Abril es que me tendría que subir 10.000 euros más para este año por el incremento del combustible, comida, sueldos, esto último es gracioso, pero si le pagaba la totalidad del dinero que faltaba antes de Julio me descontaba esos 10.000, un detalle por su parte, le venía bien tener ese dinero 8 meses antes para hacer arreglos y «mejoras» en el barco. También me propuso que evitáramos tener nadie más en el barco salvo los imprescindibles para abaratar costos pero sobre todo para evitar problemas, eso es buena idea la verdad, cualquier problema que hubiera en este barco que en principio me acampanaría toda la expedición, podría afectar a ésta directamente, si por ejemplo alguien en el barco se rompe una pierna tendríamos que regresar todos.

Finalmente, solo viajaría Alfonso de Posovisual para filmar el documental.

Tras esta larga introducción, pero creo que necesaria, vamos a la expedición 2022-2023

El objetivo era intentar mantener las fechas del año anterior, Noviembre-Diciembre, pero como mi expedición no tenía unos plazos fijos de ida y regreso, yo estaba pagando por 2 meses, el capitán me propuso retrasarlo para salir sobre el 20 de Diciembre y dejar MI EXPEDICIÓN PARA EL FINAL, ASI NO TENÍAMOS PROBLEMAS DE OTROS VIAJES POSTERIORES, Enero y Febrero, y él no haría más viajes posteriores, ok, por mí perfecto ese plan es ideal. SIN PRISA…70 días, gracias…

Fueron pasando los meses y el capitán realizó 2 o 3 viajes a Georgia del Sur, alguno con grandes problemas personales como he sabido posteriormente… Un mes antes de mi viaje a Puerto Williams ya fue retrasando el momento de la salida, que hacía años que no pasaba las Navidades con la familia y que no estaría en P.Williams hasta finales de año, bueno, no me voy a poner serio con lo que hablamos que me estaba haciendo el descuento milagroso, ok, estaría 15 días antes para alistar todo e intentar salir el primer momento que se pudiera, por lo que mantuve mi viaje para mediados de Diciembre a Chile.

También, para sorpresa mía, un par de meses antes me mandó el contacto de la administración en Malvinas, de Georgia del Sur, yo debía pedir los permisos para realizar el trekking de Shakelton. ¿Cóoomo? Bueno, que me está haciendo el favor del descuento, perderé un tiempo en solicitar esos permisos, bastante tiempo por cierto, me está saliendo caro el favor… Tengo que recordar que cuando me «vendió» el viaje de expedición me dijo que estaba incluido para la última parte, ya que era obligatorio por parte de la administración de Georgia del Sur un Guía Internacional de Montaña IAGM amigo suyo de Suiza que me acompañaría en esta travesía, este sería el tercer tripulante del barco, y lógicamente él pedía todos los permisos y pagaba los costes, faltaría más.

Al solicitar el permiso le pregunté por el guía, me contestó que estaba perdiendo dinero conmigo, que podría haber sacado otros viajes ganando más, que me estaba haciendo un gran favor, que era mi mayor sponsor, etc… vamos, que me busque la vida y no toque las bolas.

Resumen, acuerdo por una cantidad cuantiosa de Dinero con el Capitán y su barco, 2 meses de duración, Enero y Febrero, sin prisa…Seguridad y acompañamiento del viaje P.Williams-Cabo de Hornos a remolque, Cabo de Hornos-Isla Elefante a remo, Elefante-Georgia del Sur HAKOON Bay a vela, siempre hablamos de este sitio, está en sus mensajes, a vela o como pueda, y travesía a pie desde Hakoon Bay hasta la costa Este siguiendo los pasos de Shakelton, el barco recogería el Ocean Defender de Hakoon Bay y lo llevaría a remolque hasta Storness, costa este y final del viaje. Finalmente retornar a la tripulación y el Ocean Defender desde Georgia del Sur a Puerto Williams.

El 1 de Enero de este año es el primer día que veo al capitán en P.Williams, poca comunicación hasta este momento, la justa, dando largas para la salida y sobre todo desde el primer momento muy negativo con mi viaje, que no voy a llegar a ningún lado, que o pongo vela desde el principio o imposible, etc…, nada que ver con la disponibilidad a intentarlo del año anterior.

También me dejó caer que había contratado viaje para Marzo con los gauchos surfistas que van a surfear unas olas en la Antártida, bueno, mientras no afecte a nuestro viaje, si hace un dinerillo extra más este año pues mejor para él, sin problema, me alegro. Este año el Capitán colocó su barco en muelle de pescadores de Puerto Williams, al otro lado del Micalvi y el Club de vela de P.Williams donde suelen ponerse los veleros y estuvimos el año pasado, parece que ha salido a malas por allí también…

Días de despedirnos de la gente en P.Williams, que me han tratado extraordinariamente, dejar resueltos los permisos con la salida para la Armada Chilena, actualizando fechas de partida, y grabar cosas con Alfonso, que vino a finales de año a P.Williams.

Finalmente el día 4 de enero salgo a remo desde el club de vela Serena de P.Williams, con los niños de la escuela hasta el muelle de pescadores, donde me espera el barco para viajar al día siguiente a remolque hasta Cabo de Hornos.

Intento convencer al capitán para poder salir el 6 de enero de madrugada de Cabo de Hornos aprovechando un buen viento del norte, pero de nuevo negativo, que el clima está muy malo y tenemos que hacer 2 paradas para llegar a Cabo de Hornos, una en puerto Toro y otra cerca de Hornos, 2 días de viaje para algo que se hace en menos de 1, vemos como nos adelantan otros veleros mientras estamos parados, parece que para ellos el tiempo no esta tan malo…

Salida finalmente desde el Oeste de la isla de Cabo de Hornos el 7 de Madrugada, un día fantástico, el capitán preocupado por si las corrientes me llevaban a Malvinas, pero consigo a golpe de remo separarme con seguridad de la costa y durante los siguientes 3 días, sin apenas viento, esto no parece ese lugar tan peligrosamente anunciado, remo muchísimas horas al día para conseguir avanzar, ya que el norte perdido las primeras 24 horas me estaba pasando factura.

En los 2 primeros días el barco se mantiene muy cerca de mí, casi siempre a la vista y la productora Posovisual puede ir realizando el trabajo contratado, lo normal. Llegan los siguientes días y el clima cambia a lo lógico, vientos fuertes con predominio del suroeste, grandes olas que me hacen volcar en varias ocasiones, y el barco que desaparece por un día completo al principio, luego por 2 días, el capitán empieza a estar de mal humor, que el mar golpea muy fuerte a su barco, que no vamos a llegar a ningún lado, etc.

Continuos mensajes por el Inreach diciéndome lo que tengo que hacer, como si él fuera el expedicionario… desde un velero de 50 pies con calefacción… Hay que recordar que este señor lleva haciendo viajes por estas aguas más de 20 años, su primera visita A GEORGIA DEL SUR FUE HACE 19 AÑOS, VAMOS, QUE LO QUE NOS IBAMOS A ENCONTRAR ME PODÍA SORPRENDER A MI PERO ¿A ÉL?

EMPIEZA A ENFADARSE POR QUE MI AIS NO FUNCIONA BIEN, un sistema de localización de barcos que sirve sobre todo para que te vean los demás y verles tú, CUANDO ÉL NI SABÍA QUE YO TENÍA AIS en un principio, no es obligatorio para barcos de este tipo. Llevo 4 sistemas de posicionamiento diferentes por satélite, ellos llevan internet muy bueno en el barco, mi posición se puede seguir en directo por internet, él tiene acceso a los 2 dispositivos satelitales míos y además yo le mandaba mi posición en tiempo real cada poco tiempo, disculpas para alguien que en vez de mantenerse a la capa como me prometió junto a mí, algo que es duro pero para eso cobraba el dinero que cobraba, prefería dejarse llevar, despreocuparse de mí y mi seguridad y estar en ocasiones a más de 200 kilómetros de separación, como para tener una emergencia.

Tengo que decir que en los 26 DÍAS QUE DURÓ LA EXPEDICIÓN TAN SOLO le vi en 7 ocasiones contadas, las que pudo filmar Posovisual, y además los encuentros eran muy breves, menos de 1 hora.

Tras alcanzar el meridiano de la isla Elefante y teniendo ésta a más de 100 kilómetros al sur, la mala suerte de los primeros días y sus corrientes no me posibilitaron bajar más al sur, y llevando tan solo 11 días de expedición en un viaje que pensamos duraría mínimo 40 días, decido cambiar el rumbo sur hacia el Este y continuar a nuestro destino final, la isla de Georgia del Sur. Decido que como tengo muchos días, el viaje va por debajo del tiempo calculado, voy a intentar continuar a Georgia del Sur a remo y de momento no poner la vela. Además de que es una maniobra muy arriesgada colocar el mástil en medio de las olas, precisamente esos días anteriores son los que tuve vuelcos peligrosos de 360 grados, tendría que esperar a que el clima estuviera mejor para realizar esa maniobra.

Al notificárselo al capitán, éste entra en cólera, que eso no puede ser, que nos tenemos que volver a Williams ya que no he conseguido llegar a Elefante, que si eso baje un par de días más al sur hasta el paralelo 60 y luego nos volvemos a P.Williams, ¿CÓMO? Si llevamos 11 días, ya elijo yo si no le importa a su señoría cómo hago mi aventura… ¿¿Y estas prisas por volver?? No entiendo nada.
“Pon la vela” me dice insistiendo, a lo que le contesto que me dé unos días para intentar navegar a remo y derivar hacia Georgia del Sur, que no tenemos prisa, hay DÍAS SUFICIENTES Y LAS CORRIENTES Y VIENTOS SON FAVORABLES.

“Pues me voy a Georgia y te espero allí” me dice, y dicho y hecho, abre velas, la mayor desplegada a tope y se vaaaaaa. En las siguientes horas, como si fuera el niño del colegio que se enfada, decide apagar todos los dispositivos de localización, desconectar internet en su barco, y desapareció por más de 24 horas, joooderrrrr.

La preocupación por las otras personas que van en el barco, Alfonso y el ayudante, es grande también, las familias no saben nada y este señor no comunica nada a nadie. Tras intentos por parte de mi familia y buenos amigos consiguen que la mujer del capitán desde su casa en Argentina contacte con él y al menos diga sus intenciones.

Él exige que ponga la vela, y pone un límite de tiempo para llegar a Georgia del Sur, que es el 5 de Febrero, limitando mi viaje «sin prisa» a menos de 1 mes, que si en esa fecha no he llegado a Georgia, que él piensa que es imposible, o no pongo la vela al menos cuando venga a buscarme, se encuentra a casi 200 km de distancia, se vuelve para Puerto Williams conmigo o sin mí… muy amigable todo.

Ha dejado de ser la Expedición de Antonio para pasar a ser la de otra persona y sus normas, pero como no quiero tener a la familia y amigos preocupados, me adapto a lo que sea, siempre lo hice.

Ok, decido poner la vela, arriesgando el tipo en un mal día para que cuando llegue el Ypake II, su capitán no se enfade, y navegar con ella rumbo Georgia del Sur, con un tiempo muy limitado para llegar, pero sé de sobra que suficiente para mí. Eso sí, hay que olvidarse de hacer la travesía a pie de Shakelton ya que con esa limitación de tiempo sería imposible.

Aparece finalmente el barco y son días de viento suroeste, malos para navegar el Ocean Defender a vela, ya que ésta es básica, triangular y que va bien con vientos de través pero con empopada y sin piloto automático ya que se me averió todo el sistema eléctrico sobre el día 9 de navegación y mi única posibilidad es poner rumbos fijos a sotavento o barlovento… unos pocos grados a babor o estribor, navegación básica pero efectiva salvo con viento de empopada, por detrás. Aparece el barco, me recuerda que el día 5 nos volvemos forzosamente a Puerto Williams, un rato junto a mí para que Posovisual pueda grabar y en poco más de 1 hora vuelve a desaparecer.

Tras este encuentro solo lo volvería a ver una vez más, como a los 2-3 días, breve nuevamente, he tenido problemas de inundaciones en el barco, varias roturas de equipamiento, pero nada desdeñable que me impida continuar con mi objetivo de llegar a Georgia del Sur. El ultimo día que le veo me recomienda que ponga rumbo norte ya que vendrán días de viento en esa dirección y me bajarán mucho, yo le digo que esos vientos a mí me van bien para navegar de través en dirección Este hacia Georgia, esa es la última conversación por radio. Ellos se dejan llevar por los vientos y bajan mucho al sur, llegando a estar paralelos a mí, pero unos 100 km más al sur.

Me envía mensajes ahora por el inreach, dispositivo satelital de comunicación, diciendo que ahora voy muy al norte y cuando los vientos y corrientes me vengan del suroeste me van a subir mucho, le contesto que ya sé yo navegar con el Ocean Defender. Le recuerdo en varias ocasiones que debería estar más cerca de mí para poder asistirme en caso de necesidad y sobre todo para que Alfonso pueda realizar el trabajo que vino a hacer, filmarme. Siempre dice que no puede, que baje yo, que sino tiene que gastar combustible y tiene el justo para volver, etc… Vamos, que nunca pensó llegar hasta aquí nuevamente.

Tengo claro que el capitán siempre pensó que a los 3 días de salir de Cabo de Hornos yo me acojonaría, me subiría al barco lloriqueando y que éste sería el trabajo más fácil de su vida, siento haberle jodido sus planes.

A los 2 días más o menos me dice que se va para Georgia del Sur y que me espera allí… que vamos para el sur de la isla ya que Hakoon Bay es muy peligroso, que él no entrará allí y que nunca estuvo en esa bahía, ¿cómo? y esto me lo dices una semana antes de llegar a la isla, entonces ¿¿cómo iba a hacer la ruta de Shakelton que me vendiste?? Una nueva mentira para añadir al historial…

Precisamente ese día recibo la negación por parte del gobierno de Georgia del Sur para poder realizar en solitario la travesía de Shakelton, me quedo un poco más a gusto sabiendo que no tengo permiso en vez de pensar que es porque el capitán se quiere volver pronto o no conoce la bahía de Hakoon… pero la verdad, unas lágrimas de desaliento sí me salen al pensar las vueltas que ha dado mi ilusionada expedición… Bueno, pues rumbo al sur, a mandar, ahora toca esforzarse más ya que había planificado una perfecta trayectoria hacia Hakoon Bay que se encuentra al norte, a casi 100 kilómetros del sur de la isla…

Cuando estoy aún a más de 200 kilómetros del sur de Georgia, unos 2,5 días de travesía según mis cálculos, me manda un mensaje y una posición, que él está dentro de la bahía fondeado hace un día, en concreto en el glaciar Drygalski, bien metidos dentro, a unos 15 o 20 km de la punta más al Oeste de Georgia del Sur, que es la Green Island, vamos, que encima tengo que recorrer más distancia y entrar yo a buscarlos. Lógicamente le digo que tienen que venir a verme y grabarme los últimos km al menos y me confirma que cuando esté a 20 millas, unos 35 kilómetros salen a recibirme, ok, me vale.

Pues finalmente ni 20, ni 10, ni nada, se resguardaron en otra bahía más cercana al oeste, pero igual de jodida, Smaaland Cove, y allí me esperaban. Tuve que llegar a pasar el apuro de mi vida para poder entrar allí ya que como los vientos costeros y catabáticos que vienen de la montaña son muy fuertes y te separan, con miedo a pasarme y que éste pasara de recogerme, decidí pasar muy cerca de la costa, tal vez demasiado cerca, estuve a punto de chocar contra la pequeña isla de Brode, la pasé a escasos metros. Cuando estaba en la entrada de la bahía con un viento ya mucho más tranquilo, aparece el «rescatador» diciéndome que estoy demasiado cerca de la costa, que cuidado, jeje.

Bueno, pues entramos en la bahía, me remolca los 200 metros hasta un glaciar para hacer unas bonitas fotos de final de expedición, colocamos el Ocean Defender al costado de babor del barco para preparar todo ya que la intención era ir a dormir tranquilamente ese día a una bahía más resguardada a unas 2 horas de ruta a motor, y casi sin tiempo de hablar con Alfonso ni hacer una buena entrevista ni nada arranca motores y empieza a salir de la bahía.

Rápidamente y en marcha, colocamos el barco como se puede en la parte de la popa, lo amarramos para que vaya a remolque, nunca puso ningún sistema bueno para esta acción, tan solo unas gomas viejas que dice que le valieron mucho dinero, y al salir de la bahía con el golpeteo de las olas, el día estaba feo, el Ocean Defender empezó a golpear duro contra el acero de la popa del barco, y rápidamente se hizo una vía de agua en la proa, aviso al capitán y éste entra en colera, empieza a pegarme berridos, que no hago caso a sus instrucciones, e incluso me amenaza, intenta pegarme, algo que evita el resto de la tripulación, y me dice que me va a tirar por la borda.

Claramente este hombre no está bien de la cabeza o la presión a la que se ha sometido por desempeñar algo que pensó que sería un viaje de placer de una semana han podido con él.

Conseguimos que afloje unos minutos el motor y arriesgando el tipo me tengo que subir al Ocean Defender en marcha, sacar las cosas importantes que tenía en la proa inundada del Ocean Defender, un maletín con un ordenador, el otro estaba ya nadando, las cámaras de filmación y poco más ya que el golpeteo del barco daba miedo. Intentamos atar algo más el Ocean Defender pero era labor imposible, le decimos que entre en alguna bahía cercana para amarrarlo en condiciones y contesta que vamos a Grytviken que viene a la noche un viento muy fuerte y es mejor llegar allí de una vez, a 60 millas de distancia, unos 100 km, de golpes continuos de mi barco, joooderrrr.

Las siguientes horas fueron una pesadilla, escuchar el continuo golpe de la proa de carbono que había aguantado años, desde que crucé el Pacífico sin un arañazo, y ver como cada vez el agujero era más y más grande sin poder hacer nada, bueno, podría haber dado una paliza a este señor y tomar los mandos de su barco, pero decidí ser pacífico, morderme la lengua y asentir.

Tras 10 horas de navegación llegamos a la bahía de Gritvyken, sobre las 12 de la noche, se podía ver el mamparo frontal de mi barco, no sabía si ya habría entrado agua a toda la embarcación…
Grytviken es la “capital oficial” de Georgia del Sur, donde te sellan el pasaporte, aquí se encuentra un museo, el cementerio donde está enterrado Shakelton y están las ruinas de lo que fue una de las bases balleneras más importantes, lugar de visita de turistas casi a diario que llegan aquí en enormes cruceros.

El barco fondeó con el ancla en el medio de la bahía y tomé la decisión de esperar hasta que se durmiera la tripulación y huir a tierra firme con mi Ocean Defender, buscando encontrar a alguien al que pudiera pedir ayuda, me sentía un náufrago con mi barco roto por las malas formas del capitán, y lógicamente ni pensar llevar a remolque (no llegarían ni las cuerdas) mi barco hasta Puerto Williams, y menos tener que convivir con este individuo otros 15 o 20 días.

He tenido la suerte de encontrar a gente extraordinaria en la base de Grytviken, rápidamente las autoridades me han sellado mi pasaporte para dejar de ser un inmigrante ilegal y legalizar mi situación aquí. Me han dado alojamiento y comida en la base científica, aquí ahora soy uno más, limpio y cocino cuando me toca el turno, y he podido hacer algunas rutas por los alrededores para conocer este fantástico santuario de fauna y flora en medio del océano Antártico, tendré que pagar los gastos pero eso es lo de menos en una situación así, de nuevo muchísimas gracias.

Estas islas pertenecen a la colonia británica y se puede decir que la administración depende de las Falklands, Islas Malvinas para nosotros, aunque para algunas cosas tienen gestión propia. Llevo aquí más de 2 semanas y por el momento tendré que esperar casi otras 2 más y estar agradecido, al final he conseguido que me lleven a las Falklands el día 4 de Marzo con el Ocean Defender y desde allí gracias a la inestimable ayuda de la Sociedad Geográfica Española, de la que soy un orgulloso miembro, han conseguido que una compañía pesquera gallega que faena en estas aguas Antárticas me lleve mi preciado Ocean Defender de vuelta a España, ¡¡¡Qué grandes marineros y flota pesquera tenemos en nuestro país!!!

Yo volveré en avión desde la Falklands a Punta Arenas y desde allí con Iberia para España, donde confío en poder llegar a mediados de Marzo. Solo espero que todo el peso de la Ley pueda caer sobre una persona tan irresponsable y mal educada como esta y sobre todo que las administraciones locales no permitan que un individuo así pueda trabajar con personas en un entorno tan complejo donde literalmente te juegas la vida.

Este señor es miembro oficial de la IAATO, quien da las autorizaciones para poder navegar por estas aguas, ellos tendrían que tomar cartas en el asunto, además de las administraciones de puertos desde los que se le da autorización de zarpe como son Ushuaia, P.Williams o Stanley…

Sin duda esta ha sido mi mejor aventura personal en muchos aspectos, pero mi peor pesadilla en otros.
Aun así, seguiré pensando que el mundo está lleno de buenas personas que se desviven por ayudarte, así que continuaré con nuevas aventuras ¡¡¡¡¡vamosssss!!!!!

PD. Por cierto, espero que no deje a los gauchos surfistas en medio de la Antártida con sus tablas y se marche enfadado… es su próximo viaje, creo que sale de Usuhaia en los próximos días.

Este escrito es mi absoluta verdad y tengo conversaciones por whatsapp y el dispositivo Inreach que lo acreditan, además de las facturas pagadas por los trabajos contratados. No tengo un contrato en sí, la verdad, fui muy confiado en ese aspecto, me suele pasar. Además tengo pruebas de su localización y la mía durante toda la travesía, comparativa de distancias y mucha más información interesante, testigos y el testimonio que también hará Alfonso Dors, el camarógrafo que iba en el Ypake II y que ha tenido que soportar todo esto en el barco, tratos vejatorios, insultos y sobre todo la limitación a poder desarrollar el trabajo que venía a hacer y que previamente Ezequiel conocía.

“Sería de gran ayuda para todos que podáis difundir este escrito que he intentado resumir, y si alguien sabe cómo poder ayudarme a conseguir demandar a una persona así y poder recuperar algo del dinero extra que me está costando las malas acciones de este señor, estaría encantado de escucharlo”.

 

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Declaración oficial POSIVISUAL:

Resumen oficial de los hechos acontecidos durante la expedición…
– Alfonso Dors, CEO Posovisual

DESCARGAR DOCUMENTO AQUÍ

 

 

 

PRODUCIÓN DEL DOCUMENTAL / “Si no lo cuentas, no ha sucedido”

Para que quede constancia de todo lo sucedido, la aventura será grabada en formato de cine y fotografiada íntegramente por la productora madrileña POSOVISUAL, con el fin de crear un documental de 80′, cuyo destino serán las salas de proyección y plataformas de streaming.

POSOVISUAL ha venido desarrollando contenidos audiovisuales desde hace varios años, obteniendo registros muy importantes de todo el proceso expedicionario: sus recursos, aspectos técnicos, entrenamientos, pruebas de equipos, modificaciones y adaptaciones de la embarcación, logística de transporte y sobre todo, la parte humana de su protagonista, incluyendo también testimonios de conocedores del tema náutico, familiares, amigos, compañeros de profesión, periodistas y deportistas… Parte de ese importante registro, completará una pieza audiovisual real y dinámica, cuyo objetivo es lograr que el espectador empatice emocionalmente con la aventura y el aventurero.

El equipo de producción audiovisual que participa en esta labor, está compuesto por un camarógrafo, operador de dron y cámara subacuático (Alfonso Dors) que realizará el seguimiento completo desde el barco de rescate, un velero de 18 m, acondicionado para los viajes polares. Igualmente, el “Ocean Defender” irá equipado con varias cámaras “on board” para tener testimonio y vivencia del deportista de primera mano.

Sin duda, la creación de este documental pondrá en valor todo el esfuerzo y la lucha de Antonio por entrar en la historia de la navegación, permitiendo llegar a las casas de todos los espectadores, ayudando también a dar más visibilidad a los patrocinadores y colaboradores que han hecho posible Antártico, remando en solitario.

PRÓXIMA EXPEDICIÓN: POLO SUR EN SOLITARIO

1.130 km en esquí de travesía (ski-pulk) al Polo Sur

Antonio de la Rosa enfrentará el gélido desafío austral sin asistencia

Por: Germán Briceño / 09-10-2024

Para Antonio de la Rosa, un aventurero español cuya vida gira en torno a las actividades de expedición y aventura, el Polo Sur representa un destino y una asignación pendiente desde hace más de una década. Se trata del escenario que completa su lista de exploración en los confines más hostiles y desconocidos del planeta. Su próxima expedición en solitario (sin asistencia) a través del inmenso desierto polar, es la culminación de un sueño y una prueba épica de resistencia física, mental y emocional.

La expedición tiene un objetivo que va más allá de lo personal: inspirar y sensibilizar sobre la fragilidad del ecosistema polar en un momento en que las condiciones climáticas presentan una significativa alteración que ha venido transformando el “rostro del planeta”. La proeza que se ha propuesto de la Rosa se convierte así en un llamado a la conciencia colectiva, recordándonos que la Antártida, ese vasto desierto helado tan ajeno, guarda en sus profundidades la historia y el futuro del clima de la Tierra, debido a su particularidad de resguardar la mayor cantidad de agua dulce del planeta.

 

La ruta solitaria y el peso de la supervivencia

Con un inicio previsto para el 5 de diciembre de 2024, Antonio partirá desde Hércules Inlet, en la costa de la plataforma de hielo de Ronne, arrastrando un trineo que carga con cada elemento vital para su supervivencia: alimentos, tienda, equipo especializado y hasta 100 gramos diarios de mantequilla que se suman a su dieta de supervivencia para mantener el calor corporal. Todo suma o resta, y cualquier detalle podría ser la diferencia para el éxito y supervivencia en esta travesía de 1.130 km en solitario.

Este desafío no solo implica soportar temperaturas bajo los -50 °C en determinados momentos, sino también la crudeza de la soledad absoluta. Una vez se adentre en el interior helado de la Antártida, Antonio se verá rodeado únicamente por el blanco infinito del hielo y la nieve, donde no hay rastros de vida ni un solo accidente geográfico que ofrezca refugio o sentido de dirección. Guiado únicamente por su brújula, luchará contra las ventiscas que podrían desviarlo kilómetros fuera de su curso, en un terreno donde no hay puntos de referencia.

“El viento es el gran enemigo, más aún que el frío”, señala de la Rosa. Y es que en un desierto helado, el viento puede hacer que la temperatura descienda a niveles que desafían la resistencia del cuerpo humano. En esas condiciones, aún la ropa más ligera se convierte en una carga pesada cuando se trata de avanzar sobre el hielo. La diferencia entre la vida y la muerte depende de decisiones meticulosas y de no dejar nada al azar.

La Antártida como el último umbral de resistencia humana

Los estudios sobre resistencia humana en ambientes extremos han demostrado que el cuerpo y la mente enfrentan pruebas extremas en condiciones de aislamiento y frío severo. De la Rosa no solo se enfrentará al riesgo de congelación o de agotamiento en esta expedición, sino también a las duras exigencias psíquicas de la soledad total, un fenómeno documentado por expertos en psicología de exploradores polares. El aislamiento en estas expediciones pone al cuerpo humano en estado de supervivencia, donde la capacidad de concentración, los sentidos y el instinto se afilan, pero también se enfrenta a sus propios límites mentales.

Las expediciones en solitario en la Antártida, como la de Juan Menéndez Granados, el único español que ha completado este trayecto sin asistencia a bordo de una bicicleta (fat-bike) halando un trineo, son pruebas de resistencia mental donde la soledad es el oponente más grande. De la Rosa se enfrenta a lo desconocido en cada paso; su única “conexión social” será a través de un teléfono satelital que lleva para efectuar reportes eventuales de su situación y poder compartir su “pesada carga emocional” en determinados instantes. En el frío antártico y con sus limitados recursos vitales, como el fuego que usará a partir de un hornillo portátil para derretir nieve o su pequeño refugio portátil (su tienda de campaña), son parte de los elementos claves para poder asumir y superar esa épica contienda psico-física que enfrentará durante un mes, tiempo que se ha propuesto emplear para poder alcanzar el Polo Sur geográfico. Sin duda, un símbolo poderoso, un recordatorio de la lucha constante entre el ser humano y los límites impuestos por la naturaleza, donde el mayor trofeo es llegar con vida. Lo anterior permite asomarnos a algunas de las razones y particularidades por las que esta expedición polar, asumida en solitario, no cuenta con el copioso “tráfico de personas” que logra alcanzar la cumbre del Everest.

 

Un reto personal y un compromiso global

A pesar de los peligros, la determinación de Antonio está impulsada por algo más profundo que el récord o el logro personal. Su travesía lleva un mensaje de concienciación ambiental en una región que hoy representa la vulnerabilidad del planeta. Con un presupuesto de 96.000 euros, su expedición ha sido posible en parte gracias a una campaña de financiación colectiva que no solo pretende apoyar económicamente, sino también involucrar a la gente en un proyecto que siente como una misión compartida. Cada bandera que ondeará en el Polo Sur representará el apoyo de quienes creen en la necesidad urgente de proteger estos paisajes primordiales.

Antonio de la Rosa no es un novato en estas luchas. En su historial figuran hazañas como la travesía del océano Atlántico a remo y la experiencia de enfrentarse al frío extremo en Finlandia y Alaska. Su misión de vida ha sido siempre llevar el cuerpo y el espíritu al límite, probando su resistencia en un entorno en el que cualquier error puede ser fatal. A diferencia de otros, él siente que su camino hacia el Polo Sur tiene un propósito mayor: despertar una sensibilidad ambiental que hoy es tan crucial como la misma supervivencia.

 

Un llamado a la aventura y al compromiso

A través de esta expedición, Antonio de la Rosa representa no solo el sueño del aventurero que busca conquistar el último rincón helado del mundo, sino también el espíritu de quienes creen que la vida tiene que ser vivida al límite, con propósito y conciencia. Su viaje al Polo Sur es una hazaña inspiradora, que habla del coraje de alguien que no teme a la soledad ni a los desafíos extremos. Para Antonio, llegar al Polo Sur no es el fin, sino la prueba máxima de su amor por la aventura y de su compromiso con el planeta.

A medida que se adentra en este viaje, no solo pondrá a prueba su cuerpo y su mente, sino también la capacidad de nuestra sociedad para conectar con las causas más esenciales. En la soledad helada del Polo Sur, Antonio no estará solo. Con él viaja el mensaje de millones que sueñan, como él, con un mundo que se atreva a salvar lo que es frágil y que, a la vez, nos conecta a todos.